Miguel Ángel Herrero (Burjassot, 29-07-1988) ha irrumpido en el primer equipo con un desparpajo inusual. En el club se asombran del descaro del centrocampista valenciano, al que Emery dio la alternativa hace sólo unos meses al ver su extraordinaria proyección en el filial
Su descaro tiene fama en Paterna. ¿Es cierto que en el vestuario se siente como en casa?
-Al principio era mudo, pero es verdad que ahora me siento más integrado. Aunque sólo me atrevo a gastar bromas a los jóvenes, como Mata o Pablo, ¿eh? A los veteranos, no. Les tengo mucho respeto. Y yo, te digan lo que te digan, soy muy vergonzoso. En las entrevistas lo paso fatal, aunque ahora, con los consejos del equipo de prensa, voy saliendo del paso.
-En el campo de fútbol, ¿se siente seguro?
- Ahí soy totalmente distinto. Voy con descaro, me la juego como si estuviera toda la vida, aunque me falta mucho por aprender. Ahora empiezo a notar que tengo más confianza.
-¿En qué paso está Michel de su carrera?
- Sé que el paso del filial al primer equipo ya lo he dado. Ahora lo que falta es que mis compañeros me den la pelota, vean que soy uno más, que no tengan que tener cuidado en dármela, que confíen en mí. Me dicen que no tenga prisa, que lo importante es dar el salto, y que yo ya lo he dado. Ahora es hacerme un sitio.
-Sea sincero. ¿Con 20 años, acojona jugar en Mestalla?
- Al principio, sí. Los primeros cinco minutos estoy nervioso diciéndome: 'pasa bien el balón, no lo hagas mal'. Pero cuando pasan cinco minutos me meto en el partido, me olvido de la gente y disfruto. Porque aquí cuando juegas disfrutas muchísimo. Porque jugar con Silva, con Villa, con Mata, con Marchena, con Baraja... Son unos pedazos de futbolistas y me dan muchísima confianza. Me tranquilizan. El que me lo dice mucho es Silva. Me dice: 'Papa, tú me la das a mí y yo ya me apañaré. Sin problemas'. Luego cojo confianza y ya me la juego yo.
-Michel no entraba en las quinielas para subir al primer equipo. Ni siquiera hizo la pretemporada.
-Pero la hice a tope con el filial. Siempre empiezo a correr por las tardes en el chalet dos semanas antes, tal como me aconseja mi padre, y así cuando empieza la temporada voy a muerte. Así que hasta marcaba muchos goles y al parecer Emery pidió videos de mí. Me llamaron a entrenar. Y ya me dirás: entreno a saco.
- ¿Y con Emery? ¿Habla mucho con usted?
-Me dice que yo siga a muerte, que aunque no me convoque no quiere decir nada.
- ¿Cómo lleva el hecho de jugar con el filial el domingo si no va convocado con los mayores?
-Para mí es mejor. Porque yo lo que quiero es jugar, que llegue el fin de semana y tener un partido.
- Como a otros muchos futbolistas, a Michel casi lo desestiman por bajito.
- Yo siempre he dicho que la altura no es importante. Para ser defensa, vale, pero para jugar de mediapunta o arriba... Mira a Romario, a Maradona, ¿eran altos? Yo al final pegué el estirón, pero en infantiles era muy bajito. Cuando pasamos a cadetes todos pegaron el tirón, pero yo me quedé pequeño y delgadito. Mi madre me llevó al médico y le dijo: 'oiga, que mi hijo no crece'. Le pidió paciencia, que ya crecería. Y ahora mido 1,81.
- Sentado aquí, ahora, en la grada de Mestalla ¿Puede recordar lo que sintió al marcar su primer gol en este estadio?
-Sí, fue en aquella portería (señala hacia el Gol Norte). Lo recordaré toda la vida. Cuando ví que la pelota entraba y tocaba las redes, me fuí a buscar a mis padres en la grada y no los encontré. Tenía también a mis amigos repartidos por ahí. Me tiré al suelo y pensé que ese era el sueño de mi vida, jugar en el Valencia y marcar un gol en Mestalla. Se me está poniendo la piel de gallina sólo de recordarlo.
-Meses después, estaba jugando el sábado contra el Barcelona. ¿Qué le dijo Emery antes de saltar al campo el sábado?
-Que siguiera a Xavi y que no me despegara de él, y eso hice. Cuando lo cambiaron, me coloqué con Marchena en el centro del campo. Me sentí cómodo, pero los del Barça se movían tan rápido. Ya lo comentamos antes cuando estaba en el banquillo: el partido se jugaba a un ritmo altísimo.
-¿Va a triunfar Michel en el Valencia?
- La gente me dice que es ahora cuando tengo que asentar la cabeza. Mi hermano, que también fue futbolista, es el que siempre está encima mío. Es el que me señala el camino, el que siempre me ha dicho por dónde tengo que ir, y me ha ido bien hasta ahora.
-¿A quién le sigue los pasos?
-En el fútbol está todo inventado, así que la virtud está en hacerlo fácil. Yo siempre me he fijado en Silva. La magia que lleva en los pies es increíble. Y la forma de jugar de Xavi e Iniesta es espectacular. Los ves y dices: '¡qué fácil lo hacen!'. También me impresiona el Pipo con esa fuerza con la que entra desde la segunda linea.
-Un futbolista valenciano en Mestalla, ¿juega con ventaja?
- Claro que se nota, la gente me apoya muchísimo. El público me ayuda. Cuando pierdo la pelota y la recupero veo que tengo a la afición de cara.
-Para los que todavía no le hayan clasificado. ¿Qué tipo de futbolista es Michel?
- Creo que tengo un poquito de todo. Cuando más a gusto estoy es cuando el rival te deja espacio. Cuando hay huecos me encanta jugar, correr, hacer paredes. El problema es que pocos equipos te dejan hacerlo.
